Con la verdad por delante
Hablar de periodismo bien me permite compararlo con la construcción de un edificio. Lo más importante es que nuestras informaciones, al igual que los materiales, sean de calidad si no queremos que la obra se nos derrumbe provocando graves repercusiones.
De aquí se concluye que para dar a conocer una información es básico contrastar todos los datos.
Debemos tener en cuenta que el periodismo es un foro público que centra la atención del ciudadano sobre algunos aspectos. A partir de los temas difundidos por los medios se crean reflexiones y discusiones, por eso es tan importante hablar de hechos probados.
Este capítulo nos cita un ejemplo de lo que ocurre cuando se pasa por alto el paso de la comprobación y verificación de la información y se da a conocer un rumor que se toma como cierto.
Debemos tener en cuenta que el periodismo es un foro público que centra la atención del ciudadano sobre algunos aspectos. A partir de los temas difundidos por los medios se crean reflexiones y discusiones, por eso es tan importante hablar de hechos probados.
Este capítulo nos cita un ejemplo de lo que ocurre cuando se pasa por alto el paso de la comprobación y verificación de la información y se da a conocer un rumor que se toma como cierto.
En relación con esto me viene a la cabeza una película que nos puede servir como ejemplo: “Rumores que matan“ de Davis Guggenheim.
En ella tres estudiantes de periodismo que colaboran en un trabajo de investigación dan a conocer una perversa historia, planeando averiguar cómo se difunde y se transforma a medida que se extiende por la Universidad. Lo que nadie sabe es que el rumor es un engaño. Este es un ejemplo, quizá algo exagerado, pero que nos ayuda a ver hasta dónde pueden llegar las consecuencias de una información mal dada.
Hoy día, y cada vez más, desde que entrasen en la parrilla los programas del corazón, se dan a conocer informaciones que no son ciertas con el único fin de crear conflicto y provocación. Aparece en escena el “pseudoperiodismo” que se centra en la cultura de la polémica, para ello se busca gente con ganas de discutir, una nueva clase de expertos cuyo único fin es seguir en la tele (sírvanos como ejemplo cualquier colaborado salido de Gran Hermano, etc.). Estos personajes proporcionan la actitud que los programas requieren.
Todo estaría bajo control si cuando se emitiese una información errónea se publicase a posteriori una rectificación. Pero lamentablemente en muchos de los casos esto no pasa, se deja correr el rumor hasta que al final ya no se sabe si la mentira es verdad o la verdad es mentira.
En ella tres estudiantes de periodismo que colaboran en un trabajo de investigación dan a conocer una perversa historia, planeando averiguar cómo se difunde y se transforma a medida que se extiende por la Universidad. Lo que nadie sabe es que el rumor es un engaño. Este es un ejemplo, quizá algo exagerado, pero que nos ayuda a ver hasta dónde pueden llegar las consecuencias de una información mal dada.
Hoy día, y cada vez más, desde que entrasen en la parrilla los programas del corazón, se dan a conocer informaciones que no son ciertas con el único fin de crear conflicto y provocación. Aparece en escena el “pseudoperiodismo” que se centra en la cultura de la polémica, para ello se busca gente con ganas de discutir, una nueva clase de expertos cuyo único fin es seguir en la tele (sírvanos como ejemplo cualquier colaborado salido de Gran Hermano, etc.). Estos personajes proporcionan la actitud que los programas requieren.
Todo estaría bajo control si cuando se emitiese una información errónea se publicase a posteriori una rectificación. Pero lamentablemente en muchos de los casos esto no pasa, se deja correr el rumor hasta que al final ya no se sabe si la mentira es verdad o la verdad es mentira.
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