Lusiblog

En este blog se podrán encontrar las prácticas realizadas en la asignatura de Producción Periodística a lo largo del curso 06'07

18 mayo 2007

Si no lo veo no lo creo

La televisión, ese aparato que toda familia tiene en su salón, cocina, dormitorio. Quizá uno de los inventos más importantes del siglo XX. Llegó ella y la vida cambió, cambiaron las costumbres.
La gense se informa de lo que sucende en el mundo, se relaja y entretiene a través de este medio de comunicación.
“Una imagen vale más que mil palabras” ¿cierto? Esta frase bien podría ser uno de los principios básicos de la tele. La gente confía en la ella porque ve con sus propios ojos lo que una voz está narrando. Pero las imágenes también se manipulan y en este punto es cuando aparece uno de los lados más “feos” de la televisión. Se cambia el hecho de informar por el de desinformar.
Ella te muestra unas imágenes sacadas de contexto que distorsionan la realidad, muestra las cosas como a “ella” le parece, manejando la opinión de los televidentes a su antojo.
Esta cualidad no ha pasado desapercibida para aquellos que gobiernan y rápidamoente le han sacado partido (todo tiene su lado positivo). Gracias a ella manejan la política a su antojo, guían la opinión pública. Entendemos por opinión pública la opinión que se encuentra en el público o en los públicos, pero si las imágenes que se muestran distorsionan, las opiniones también estarán distorsionadas. Es decir, no se crearán opiniones reales porque realmente no se conoce lo que pasa.
Por lo tanto no se debe confiar tanto en lo que la tele muestra, ya que para falsear la realidad sólo hacen falta unas tijeras. Un cortar y pegar rápido que apañe la situación.

La comodidad de no pensar

“Todo progreso tecnológico en el momento de su aparición, ha sido temido e incluso rechazado“.
Así da comienzo uno de los capítulos de “La sociedad teledirigida” un libro de Giovanni Sartori, en el que trata de hacernos ver como las nuevas tecnologías están alejando a las personas de la cultura escrita y acercándolas a la cultura de la imagen. El homo sapiens desaparece para dar paso al homo videns.
El hombre que lee para aprender e informarse está desapareciendo, las personas se hacen más cómodas y cambian el acto de leer por el acto de ver. Leer implica imaginar, es decir que la persona debe hacer un esfuerzo por comprender lo que se le está diciendo y poner ella las imágenes.
Con la llegada de la televisión el hombre deja de imaginar.
La única actitud que tiene que adoptar la persona es sentarse delante de un televisor y ver. La “caja tonta”, como algunos han considerado en llamarla, te enseña en imágenes y sonidos lo que un libro te muestra sólo en letra, teniendo el hombre que poner la imagen.
La televisión beneficia y perjudica, dentro de lo bueno podemos decir que entretiene, estimula, pero frente a estos progresos hay una regresión importante y es el empobrecimiento de la capacidad de entender.
Por tanto si entendemos la tele como algo bueno y malo a la vez, podemos plantearnos la siguiente cuestión ¿es bueno el progreso?
Esto me permite retomar la idea expuesta al comienzo de este post. Las nuevas tecnologías no paran de crecer (progresar), cuando se creía que la televisión era lo máximo, llega Internet y con el un nuevo mundo.
Pero el ciberespacio es diferente. La “red de redes” implica la interacción, el ordenador es una máquina mediante la cual pensamos, puede entretener pero también tiene un uso práctico y sirve para educar-culturizar.
En definitiva, tele y ordenador, dos formas de progreso que por el momento pueden convivir sin “pelearse”.

11 mayo 2007

La combinación perfecta

Verdad, lealtad, verificación, independencia, fomento de la crítica y el atractivo, son algunos de los elementos del periodismo que se combinan para hacer la noticia perfecta, pero ninguno de ellos sirve si nadie la lee.
Da igual que sea cierta, no importa que los datos estén verificados y no será la causa de ninguna reflexión, si a mitad de un artículo el lector aparta la mirada porque se aburre.
Todo periodista tiene como objetivo final que sus informaciones lleguen al público, por eso se empeña en hacer un bueno trabajo de recopilación de datos, contrastar las informaciones, etc.
Una vez tiene todo el material llega el momento de darle forma y aquí entran en juego la relevancia y el atractivo de un hecho. Si sólo se exponen los datos no se va a conseguir que el lector se sienta interesado, hay que saber informar a la vez que entretener y así se llega al "infotenimiento".
Información y entretenimiento, términos contradictorios, pero que deben aprender a llevarse bien para que el trabajo periodístico tenga éxito.
Por todos es conocido que la prensa escrita vive en una crisis desde hace un tiempo. Muchos han sido los intentos por hacer que salga a flote, cambios en la maquetación, los contenidos o el diseño han sido las soluciones por las que han apostado los periódicos, pero quizá la respuesta simplemente sea cambiar la forma de escribir.
Roy Clark, profesor de escritura en el Poynter Institute de Florida habla de descongelar las noticias. El periodista debe cambiar su forma de enfocar la información, de tal forma que “quien” se convierte en un personaje, “qué” en el argumento, “dónde” pase a ser el escenario, el “por qué” a la causa y el “cómo” se convierta en la narración. De este modo se puede mezclar información y narración y las noticias dejarán de ser simples datos.
La solución expuesta por este profesor de universidad requiere más trabajo de calle y más curiosidad y es en este punto cuando su propuesta se choca con la realidad y es que, trabajar más, implica tener más tiempo, algo que el periodismo de hoy en día basado en la inmediatez, no se tiene.